sábado, 25 de abril de 2015

¡Te quiero!

¡Hola!
Me he vuelto bien random con los días de  las cosas que comparto, pero pues, ando con miles de tonterías en la cabeza así que no me da mucho tiempo de escribir.
Hace unas entradas lancé un reto para ayudar a gente que no conozcan y que lo necesite (por cierto, este reto es para toda la vida); la última entrada, fue sobre qué tanto se conocen a sí mismos. Hoy les quiero hablar sobre qué tanto le demuestran amor a los que aman.

Tengo una amiga que es el sentimiento puro caminando. Me enseñó  a expresar más lo que siento y se lo agradezco muchísimo. Nunca pensé en lo bonito que es decir “te quiero”, sin que sea el cumpleaños de la persona. Recuerdo que cuando estudiábamos juntas, me decía casi todos los días alguna cualidad mía. Ella hace esto con cada amigo, familiar que tiene y ahora con su novio. Al principio yo le decía que se calle porque parecía que me iba a morir y por eso me decía todo lo bueno de mí. Pero recuerdo que me sentía bien, por mi personalidad no me gustaba que lo haga a cada rato, pero era bonito escuchar que mi mejor amiga me quería (me recordaba a mi mamá bonita).
Yo no era como ella, y tampoco cambié a ser como ella, es muy única. Pero entendí lo valiosa que era esa virtud.

Pensemos:
-¿Ayer le dijiste a tu mamá que la amabas?
-¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a la persona que escucha tus tragedias amorosas, lo agradecido que estás por sus consejos?
-¿Hace cuánto que no le das un abrazo a alguien de tu familia?
Y si tienes una pareja, ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste una cualidad que admiras de ella?

Nos llenamos con la idea de que lo material habla por nosotros, también asumimos que la otra persona percibe que es valiosa para ti. Pero no es así, yo, una persona que no amaba mucho las muestras de afecto, se los digo: escuchar algo tan positivo sobre mí, es lo más hermoso que puedo escuchar de alguien a quien quiero.

Aprendamos a unir nuestras acciones con nuestras palabras, somos seres humanos y no sabemos cuándo podemos cambiarle un mal día a papá cuando le decimos que lo amamos. Tampoco sabemos si un amigo valora un GRACIAS cuando menos se lo espera. Sorprendamos a las personas con un halago inesperado. Míralas a los ojos y diles un fuerte “TE QUIERO”. Piensa en una cualidad y recuérdales que la tienen. Suelta el teléfono y dedícale una tarde completa a esa persona especial.

No esperemos a que las personas ya no estén en nuestras vidas para llorar sobre una tumba mientras recitas todo lo bien que hacían las cosas, o que se hayan alejado y sea demasiado tarde para poder expresarles lo valiosas que son para nosotros.


Dejemos a un lado esa rudeza y seamos un poco más sensibles por un momento ¿te atreves a intentarlo?